viernes, 24 de marzo de 2017

Día de la Memoria 2017 - Por Agustín Bertuzzi


En esta semana de la memoria que culmina hoy 24 de marzo, Día Nacional por la Memoria, Verdad y Justicia , nos propusimos recorrer historias de detenidos desaparecidos.  Leyendo sus historias e incluso testimonios de detenidos en el juicio a las Juntas, me quedé asombrado sobre la cantidad de palabras en código, no sólo alias o apodos de los detenidos y de los propios torturadores, sino también de un dialecto paralelo que manejaban los secuestradores para hacer referencia a lugares o procedimientos.


Palabras como "capucha", que hacía referencia a la zona donde se encontraban los detenidos; "pecera", una serie de oficinas que habían construido a fin de hacer trabajar a los detenidos a fines de la dictadura, "parrilla", en referencia a la tortura eléctrica o "trasladar", que consistía en realidad la eliminación física.


Entendemos el lenguaje como el sistema de signos que utiliza una comunidad para comunicarse oralmente o por escrito. Estos signos constituyen palabras, las cuales tienen un significado o varios, que todos aprendemos desde chicos. La Dictadura se apropió de palabras simples y le dio significados macabros. Es fácil darse cuenta el propósito por el que lo hacían era mantener sus operaciones en secreto y, de esta forma, negaban la realidad de lo que estaban haciendo.


De la misma manera que se negaban los detenidos desaparecidos, de la misma manera que se negaba un genocidio y se hablaba de "guerra", de la misma manera que se negaba que estaban mandando jóvenes a morir a las Malvinas; también se estaba negando el verdadero significado de las palabras.


Reflexionando sobre ello, creo que en una fecha de memoria debemos también entender la importancia de lo que decimos. Porque cada palabra tiene un sentido, porque si le damos otro, negamos la realidad. Porque hay cosas que no se pueden llamar de otra manera. Porque fue un genocidio. Porque Nunca Más, es Nunca Más.

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